Nuestra querida Medicina de Familia

En estos tiempos en los que la población está tan sana pero se siente tan enferma, en el que parece que se ha aceptado la medicalización de cualquier proceso vital, poder disponer de un médico o médica de Familia que te tranquilice y que te proteja del sobrediagnóstico y del sobretratamiento y que lo haga desde la cercanía, con sentido común y con un lenguaje comprensible, es uno de los principales valores que tienen las personas y las familias, y uno de los instrumentos más eficientes de los que dispone el sistema sanitario.

Una especialidad jóven y cercana
El enorme atractivo de la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria está en la oportunidad de atender a personas de cualquier edad (jóvenes, mayores, embarazadas, niños,..) y seguirlas durante gran parte de su vida.

Un/a Médico/a de familia no sólo puede ejercer en los centros de salud, sino también en otros ámbitos como las Urgencias hospitalarias, la hospitalización a domicilio, o cuidados paliativos. Además, la práctica de la Medicina de Familia permite implicarse en la docencia y la investigación.

El MF atiende a personas cuando debutan con una enfermedad pero también dedica tiempo y esfuerzo a la prevención de la enfermedad y a la promoción de la salud, trabajando sobre diferentes factores de riesgo para enfermar.

La relación entre asistencia sanitaria y longitudinalidad
Existe ya una evidencia consistente de que la atención continuada durante años por el mismo MF es muy beneficiosa para la población y mejora la eficiencia de los sistemas sanitarios.
Los y las pacientes que tienen al mismo médico y médica de manera continuada acuden menos a urgencias, son hospitalizadas con menor frecuencia e incluso se reduce la tasa de mortalidad. Estos beneficios ya se notan cuando el MF permanece en su misma plaza durante 2 ó 3 años y aumentan aún más cuando la atención longitudinal se extiende hasta los 15 años.
La magnitud de la reducción de la morbimortalidad observada es comparable o directamente supera a la de muchas intervenciones sanitarias ya implantadas. Por eso es inexcusable que los sistemas sanitarios no tengan entre sus prioridades que los médicos y las médicas de Familia permanezcan en el mismo puesto de trabajo el máximo de tiempo posible.

Vocación hacia las personas
Ser especialista en medicina de familia es ser especialista en personas, por eso atrae a profesionales con vocación hacia el cuidado de los demás, desde la afectividad, la cercanía y el conocimiento tanto del paciente como de su entorno familiar, sabiendo que la confianza se adquiere con el tiempo. Cuando un médico o médica de familia llega a conocer a tres generaciones de una misma familia, prácticamente pasa a formar parte de la familia.

Reconocimiento de la Medicina de Familia
La especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria es una de las más jóvenes. Sin embargo, como heredera de la medicina de cabecera es una de las más conocidas y cercanas a la población.
A pesar de esto, pese a las declaraciones de los políticos, no cuenta con el reconocimiento político y social que se merece. No se comprende que la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) no cuente con un área de conocimiento sobre medicina de familia.
Ahora que tantos valores están en crisis, invertir en medicina de Familia es invertir en un sistema sanitario más sostenible y eficiente.